Oseas, Profetas Menores

Sacerdotes,

Voy a comenzar una serie de estudios sobre los profetas menores. El primero estudio lo voy a comenzar con Oseas, y es un escrito que encontre en la red, la persona que lo publico es de nombre,  Oswaldo Albarracín, espero que les edifique.

Pronto publicare las promesas que se encuentran en este libro, y asi sucesivamente hasta terminar con todos los profetas menores. si tienen alguna pregunta especifica sobre este tema, pues  no duden dejarme el comentario.

Dios les bendiga mucho,

Profetas Menores
(Lección # 1)

Se les llama profetas menores porque los libros son más pequeños.

EL Profeta

El término “profeta” del hebreo “nabi” (navee), significa portavoz. Su trabajo era proclamar la palabra de Dios (Isa.1:10; Jer.6:15). No se amoldaba a la moda o creencias tradicionales; solo declaraba fielmente lo que Dios le había mandado (Jer.37:16-21).

Fueron también llamados videntes (I Sam. 9:9). Esto porque recibían su conocimiento divino por medio de visiones o sueños (Eze.1:4-28; Zac.1:1-6). Los términos (profeta – vidente) se muestran intercambiables Isa.29:10; 30:10. Las revelaciones a veces eran por medio de objetos simbólicos o acciones simbólicas Jer.1:11-16;  Oseas 1:2.

La Hermenéutica

A. Para una interpretación más exacta hay que considerar los siguientes puntos:

1.    Considerar lo que el profeta quiso decir a sus contemporáneos.
2.    Téngase presente la relación entre historia y revelación. Aunque hay hechos históricos, existe revelación progresiva como los textos mesiánicos Isa.7:14.
3.    El lenguaje usado tiene muchas figuras y símbolos.
4.    Algunos libros contienen peculiaridades apocalípticas lo que hay que prestar atención a este género literario.
5.    Tener en cuenta el carácter recopilatorio de los libros proféticos. Algunas partes son solo agrupados y falta conexión entre sus partes.
6.    Los temas han de considerarse a luz de todo el contexto profético. “día de Yahvéh” se refiere en su contexto a la intervención judicial de Dios.
7.    Debe determinarse si una predicción es condicional o incondicional. El cumplimiento de algunas predicciones estaba sujeto al comportamiento humano.
8.    Ha de precisarse si el cumplimiento ya tuvo lugar o si aún ha de tener cumplimiento.
9.    El carácter repetitivo de algunas partes tiene como fin acentuar la profundidad del  mensaje debido al idioma.

B.  Debemos considerar la estructura de la predicación profética

1. La autoridad y la fuerza de la palabra de Dios “así dice Jehová”.
2. Denuncia del pecado.
3. Proclamación del juicio.
4. Anuncio de Salvación.

Oseas
Paternidad Literaria

Se denomina así por el nombre del profeta que lo escribió. El nombre Óseas (Heb.  Hoshea’) es una forma abreviada del Heb.  Hosha’eyah (Jer. 42: 1; 43: 2), que significa «Yahweh ha salvado».

No se sabe nada más de la historia de la familia de Óseas que lo que se dice en los primeros versículos. El nombre del padre del profeta, Beeri (Heb.  Be’eri, «mi pozo»), no se revela la tribu a la cual pertenecía Óseas.  No se sabe sobre los últimos días de Óseas, ni del lugar ni el tiempo de su muerte. La evidencia interna aclara que Óseas pertenecía al reino del norte, Israel, y que allí ejerció su ministerio.

Marco Histórico

Los reinados durante los cuales Óseas profetizó están ubicados, según la cronología: Uzías (790- 739), Jotam (750-731), Acaz (735-715) y Ezequías (729-686), reyes de Judá; y Jeroboam II (793-753), rey de Israel.  Óseas debe haber empezado su ministerio un poco antes de 753 a. C., y tuvo que haber continuado en actividad hasta algún tiempo después de 729 a. C.

Su vida estuvo en el período más oscuro de la historia del reino de Israel, poco antes de que la nación fuera llevada al cautiverio por Asiría.  Como el libro de Óseas no hace mención ninguna de este acontecimiento, es probable que fuera escrito antes de la ruina final del reino del norte.  En los días de Jeroboam II, Israel prosperó materialmente y progresó más que en cualquier otro tiempo desde los reinados de David y Salomón (Oseas. 2: 8).  Sus límites por el norte eran casi tan extensos como los que existieron en los días de aquellos reyes (2 Rey. 14: 25, 28).

La gloria externa sólo hacía destacar más la decadencia moral interior y la declinación espiritual del pueblo.  La anarquía política (sin gobierno) caracterizó esos tiempos.  Hubo reyes que ascendieron al trono después de matar a sus predecesores, y a su vez ellos fueron asesinados.  Salum asesinó a Zacarías, y Manahem asesinó a Salum, Peka asesinó a Pekaía, hijo de Manahem; y Óseas, el último rey de Israel, asesinó a Peka.  Por esta anarquía vergonzosa que se produjo después de Jeroboam II, Oseas le menciona solo a él, y sus sucesores son omitidos (Ose. 1: 1; ver com. cap. 7: 5; 8: 4); o según creen algunos, posiblemente el profeta se fue al sur, a Judá, después del reinado de Jeroboam II.

Oseas se refiere varias veces al culto idolátrico al becerro levantado por Jeroboam I (1 Rey. 12), como causa principal de la impiedad de Israel.  Este culto al becerro quizá preparó el camino más tarde para un culto más cruento y más inhumano que se ofrecía en honor de Baal (Señor) y Astoret (consorte): la espantosa abominación del sacrificio de niños y la inexplicable degradación de una desenfrenada sensualidad.

Oseas vivió en el tiempo de la cosecha de esta mala siembra.  La adoración a la criatura desplazó la adoración al Creador. Ningún mandamiento del verdadero Dios era obedecido.  Prevalecían la falta de honradez, la desconfianza mutua y la falsedad frente a Dios y al hombre.  En los prósperos días de Jeroboam II se derramaba sangre en abundancia, y se estimulaba el lujo en todas sus formas.  Por regla general, se pervertía, se cometía injusticia y se oprimía a los pobres.  El adulterio era una práctica religiosa.  Todos los niveles sociales se habían corrompido y la blasfemia y el escepticismo caracterizaban a la corte real.  Los sacerdotes, entregados enteramente a la idolatría, se unían con el pueblo en su pecaminosidad, y aumentaban la corrupción que imperaba en el país.

Oseas fue llamado por Dios para oponerse a esa inundación de maldad del reino del norte, y para que levantara muros de reprensión, condenación y súplica: de súplica basada en el eterno amor de Dios por sus hijos descarriados.  Pero los ruegos de Óseas no fueron escuchados por un pueblo apóstata.  La impía nación obstinada e inconversa, se aferró a su rebelde conducta, y fue llevada al cruel cautiverio del yugo Asirio.  Óseas dio el último mensaje de Dios al reino del norte antes de su caída en 723-722 a. C.

Tema

El papel de Oseas fue mostrar que el reino del norte era infiel a Dios (su esposo), y proveedor, y se casó con Baal y los dioses de Canaán. Advirtió que a menos que se arrepintieran de su pecado y se volvieran a Dios, serian destruidos. Oseas  habló de las características de Dios (el amor y la justicia) y cómo esto afectaría sus vidas y los haría regresar a Él. El pueblo violó su pacto con Dios y recibirían el castigo que Él prometió (Deuteronomio 27; 28).

El tema predominante del libro de Óseas es el amor de Dios para con su pueblo extraviado.  Las experiencias por las cuales pasó el profeta en su vida familiar y los sentimientos de su propio corazón para con su esposa infiel, le dieron una idea de las profundidades insondables del amor del Padre para su pueblo.

La maldad del reino del norte aparece aún más tenebrosa a la luz de ese amor divino, y Óseas de ninguna manera disculpa al pueblo por su conducta.  El profeta describe con tonos tenebrosos los terribles castigos que caerían sobre Jerusalén si persistía en su impiedad.  Las amonestaciones no son amenazas, sino declaraciones de hechos que muestran que el castigo sigue ineludiblemente al pecado. Sin embargo, en todo lo que escribe Óseas expresa el tierno amor de Dios para con su pueblo descarriado.  El libro está lleno de exhortaciones al arrepentimiento y mensajes de esperanza para los que quisieran volver a su Padre.

Deja un comentario